Seis puntos de una Plataforma para la Unidad Revolucionaria, hoy

 

Una propuesta de la Corriente Comunista Revolucionaria Internacional (CCRI), Febrero 2018. www.thecommunists.net

 

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Estamos viviendo en un mundo de rápida aceleración de las contradicciones y cambios repentinos. Así como el capitalismo está en decadencia, los ladrones capitalistas tratan de aumentar su riqueza atacando agresivamente a la clase trabajadora y a los oprimidos, destruyendo cada vez más el medio ambiente y, al mismo tiempo, agravando su rivalidad entre ellos. La supervivencia de la humanidad se ve amenazada por el cambio climático incontrolado y la rivalidad cada vez mayor entre las Grandes Potencias, lo que crea el peligro de una Tercera Guerra imperialista. Es por eso que decimos que la alternativa es "¡Socialismo o Edad de Piedra!"

 

Esta dramática situación hace que la lucha organizada por el socialismo sea más necesaria que nunca. Esto significa que ¡la clase trabajadora y oprimida deben tener un partido dedicado a la lucha internacional por un futuro socialista!

 

En nuestra opinión, es muy urgente que los revolucionarios de todo el mundo empiecen a colaborar de inmediato para sentar las bases de una unificación basada en principios, de modo que podamos impulsar el proceso de creación de un nuevo Partido Mundial Revolucionario más fuerte. El punto inicial para la creación de dicho partido debe ser un acuerdo sobre los temas más importantes de la lucha global de clases. La Corriente Comunista Revolucionaria Internacional (CCRI) considera los siguientes elementos como claves programáticas en la presente fase política:

 

 

 

1) Reconocimiento de la Aceleración de Rivalidades entre las Grandes Potencias Imperialistas –Unión Europea, EE.UU., Japón, Rusia y China-.

 

Solo es posible entender la dinámica de hundimiento del presente periodo de crisis capitalista y tomar una posición correcta si uno reconoce el carácter imperialista no solo de la UE, EU y Japón sino también de los nuevos poderes emergentes como Rusia y China. Solo sobre esta base es posible llegar al único programa correcto antiimperialista sobre este tema –internacionalismo proletario y derrotismo revolucionario, por ejemplo-, la perspectiva de una lucha consistente de la clase trabajadora independiente de y contra todo poder imperialista. Esto significa que los revolucionarios rechazan dirigir cualquier apoyo a cualquier Gran Poder en los conflictos inter imperialistas bajo la consigna “¡El principal enemigo está en casa!”.

 

Una aproximación similar es necesaria cuando la India entró en el conflicto con la China imperialista, como India - una potencia regional no imperialista- actúa bajo tales circunstancias como un poder para el imperialismo estadounidense.

 

Aquellos que no reconocen el carácter reaccionario e imperialista de estas Grandes Potencias inevitablemente dejarán de tomar una línea antiimperialista consistente, es decir, marxista, y terminarán, consciente o inconscientemente, apoyando a uno u otro campo imperialista como un "mal menor".

 

 

 

2) La Lucha Consistente contra el Imperialismo y por la Liberación de los Oprimidos.

 

Los revolucionarios se levantan por la derrota de los estados imperialistas y sus peones en cualquier conflicto contra las fuerzas representantes de los pueblos oprimidos, y por la victoria militar de estos últimos, al mismo tiempo, sin dar ningún apoyo político a las direcciones no revolucionarias de los oprimidos (por ejemplo, islamistas o nacionalistas pequeño-burgueses). Esto es cierto, tanto en conflictos domésticos (por ejemplo, contra una nación oprimida como el pueblo checheno en Rusia o el este de Turkestanis / Uyghurs en China) como en guerras en el extranjero (por ejemplo, Corea del Norte, Afganistán, Siria, Malí, Somalia). Tal enfoque no solo es válido en los países del Sur sino también en casos de opresión nacional y discriminación dentro de los antiguos estados imperialistas (por ejemplo, negros y nativos americanos en los EE. UU.; la lucha de Cataluña por la independencia contra el Estado imperialista español).

 

Igualmente, los revolucionarios tienen que pelear por las Fronteras Abiertas en los países imperialistas y por completa igualdad para las minorías nacionales y para los migrantes (por ejemplo, derechos ciudadanos, idioma e igualdad de salarios).

 

Además, los revolucionarios rechazan dirigir cualquier apoyo a un bando imperialista contra otro en cualquier conflicto (por ejemplo, Brexit vs EEUU, Clinton vs Trump).

 

Aquellos quienes fallaron en apoyar las luchas populares contra la opresión, refiriéndose a sus malos liderazgos como una excusa, abandonan la lucha de clases como ocurre concretamente hoy y por lo tanto dejan el campo de la clase trabajadora y de los oprimidos.

 

 

 

3) Continúa la lucha revolucionaria en Medio Oriente y en el Norte de África contra las Dictaduras Revolucionarias, Imperialismo y Sionismo.

 

Los levantamientos populares masivos en Palestina, Túnez, Irán, Siria, Egipto, Yemen, Sudán y otros países han sido las luchas de clases más importantes y progresistas desarrolladas desde hace mucho tiempo desde el comienzo de un nuevo periodo histórico en 2008. Es cierto que, dada la falta de un liderazgo revolucionario, las masas han sufrido una serie de terribles derrotas, como el golpe de estado del general al-Sisi en Egipto en julio de 2013 o la matanza continua del pueblo sirio a manos de Assad y sus patrocinadores extranjeros. De cualquier forma, el proceso revolucionario continúa. Esto es reflejo de la resistencia popular en curso en Palestina, Siria, Yemen, Egipto, etc. así como de su difusión en nuevos países como Túnez, Irán, Sudán y Moroco. El movimiento masivo internacional y palestino provocado por la decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel abre un nuevo capítulo en la lucha revolucionaria contra las potencias imperialistas y contra el estado Apartheid Sionista y por la creación de un solo estado palestino del río al mar (por una “Palestina Roja y Libre”). Los levantamientos populares masivos en Túnez así como en Irán contra el régimen capitalista muestran que la ola revolucionaria en Medio Oriente podría revivirse y extenderse incluso a países no árabes. Las fuerzas auténticas revolucionarias deben dar apoyo incondicional a estas luchas populares contra las dictaduras y fuerzas reaccionarias, sin dar ningún apoyo político a sus liderazgos no revolucionarios (por ejem. Pequeño burgueses islamistas y nacionalistas).

 

Aquellos “socialistas” quienes han fallado en apoyar la Revolución Árabe desde 2011 o quienes han declarado que estas han terminado o sido derrotada, prueban ser socialistas y demócratas solo de palabra no en los hechos.

 

Los revolucionarios se oponen a cualquier guerra reaccionaria entre el poder regional (por ejemplo, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto, Sudán, Etiopía, etc.). Ellos determinarán sus tácticas revolucionarias en cualquier guerra al analizar el carácter concreto de la guerra y sus antecedentes políticos, así como el papel de las potencias imperialistas (en particular, los Estados Unidos, Rusia y China) en ella.

 

 

 

4) La Lucha Revolucionaria contra los ataques reaccionarios por los derechos democráticos.

 

Los revolucionarios solo pueden servir a los intereses de la clase trabajadora y los oprimidos si son capaces de reconocer al enemigo de clase y movilizarse contra él. Por lo tanto, deben luchar consistentemente contra todas las dictaduras reaccionarias y pseudodemocracias corruptas y autoritarias (por ejemplo, Siria, Togo, Kenia, República Democrática del Congo, Zimbabue), contra todas las formas de opresión nacional y racial (por ejemplo, los pueblos indígenas en América Latina, Rohingya en Myanmar, esclavos africanos en Libia), contra todos los golpes de estado (por ejemplo, Egipto 2013, Tailandia 2014, Brasil 2016) y contra todos los ataques autoritarios (p. Ej. Estado de emergencia en Francia desde 2015).

 

Todos aquellos que no reconocen y luchan contra estos ataques reaccionarios, sino que los apoyan o toman una posición neutral, son traidores de la clase trabajadora. ¡Entre ellos y nosotros es una línea de sangre!

 

 

 

5) Aplicación de la Táctica de Frente Único en todas las luchas de masas.

 

Los revolucionarios se oponen a todas las formas de sectarismo que rechazan la participación en las luchas de masas bajo el pretexto de sus direcciones no revolucionarias. En su lugar, aplican la táctica del frente único en las luchas de los trabajadores y campesinos dirigidos por fuerzas reformistas o populistas (por ejemplo, sindicatos, organizaciones de masas de los campesinos y los pobres urbanos, pero también partidos políticos como PT, CUT, MST en Brasil; CGT, CTA, FIT en Argentina, MORENA en México, islamistas en Egipto, rebeldes en Siria, EFF en Sudáfrica, SYRIZA en Grecia antes de 2015, PODEMOS, vascos y nacionalistas catalanes en el Estado español). Tal orientación debe combinarse con una lucha constante contra todas las formas de populismo pequeño-burgués y populismo popular, y para la separación de trabajadores y campesinos de estas direcciones no revolucionarias y para avanzar en la formación de un Partido independiente y revolucionario de los Trabajadores.

 

Aquellos que no aplican la táctica del frente único en tales luchas de masas, rinden su apoyo a estas luchas a una declaración abstracta sin ningún significado concreto.

 

 

 

6) El comienzo de la construcción de un Partido Revolucionario, ¡hoy!

 

La lucha por repeler la ofensiva reaccionaria de la clase dominante y por la liberación de la clase obrera y los oprimidos solo puede tener éxito si se combina con la lucha por la revolución socialista. Esto significa nada menos que tomar el poder de la clase trabajadora y los oprimidos y el derrocamiento y la expropiación de la clase capitalista para que se abra el camino hacia el socialismo. La historia nos enseña que todas las luchas de las masas para la liberación finalmente terminarán en fracaso si no son dirigidas por un partido revolucionario. Tal partido debería organizar a los luchadores más consagrados y políticamente conscientes de la clase trabajadora y oprimida, debe estar libre de cualquier degeneración burocrática; y debe existir como una parte internacional para evitar los peligros del centrismo nacional.

 

Por lo tanto, hacemos un llamado a todas las organizaciones y activistas que honestamente luchan por la creación de un nuevo Partido Mundial Revolucionario para unir sus fuerzas sobre la base de estas claves programáticas. Concretamente, la CCRI propone que los revolucionarios constituyan un Comité de Contacto Conjunto para preparar políticamente y organizar una Conferencia Internacional que debata pasos concretos para avanzar en la formación de un Partido Mundial Revolucionario. La CCRI está comprometida con discusiones serias y la colaboración más estrecha posible con todas las fuerzas que comparten tal perspectiva.