AVANZAN LAS CONDICIONES PARA LA REVOLUCIÓN Y LA CONSTRUCCIÓN DEL PARTIDO DE LOS TRABAJADORES

Nunca en la historia hubo mejores condiciones para la revolución y la construcción del partido revolucionario

 

Declaración conjunta de las Secciones de Argentina, México y Brasil, así como del Buró Internacional de la Tendencia Internacional Comunista Revolucionaria (RCIT), septiembre de 2021, www.thecommunists.net

 

Download
documento-latinoamerica-ccri-1.pdf
Adobe Acrobat Document 416.9 KB

 

 

La imposibilidad del Capitalismo de resolver la crisis económica, financiera y política alienta a las masas de todo el mundo a resistir y enfrentar, con las formas y condiciones que tengan, los planes de ajuste y los intentos de un Capitalismo en crisis terminal por imponer nuevas reglas de superexplotación.

 

La “contrarrevolución covid”, como la forma en la que el imperialismo y los gobiernos lacayos trataron (y lograron momentáneamente) frenar el acenso de las masas está llegando a su fin, con el reverdecer de movilizaciones en todo el planeta, directamente contra esta política, como ocurre en Francia contra el pasaporte sanitario o retomando los reclamos por las condiciones de vida.

 

Junto a esto, la derrota yanqui en Afganistán profundiza la crisis del imperialismo y mejora las condiciones para lucha de los pueblos del mundo.

 

Latinoamérica no escapa a esta realidad y si bien la “pandemia” ralentizó los procesos de lucha, con su desarrollo desigual y combinado, las masas vuelven a ocupar el centro de la escena, marcando la sintonía y la dinámica de la situación, que es de enfrentamientos cada vez más radicalizados y polarizados, revolución versus contrarrevolución

 

Los regímenes de la región se vienen debilitando, donde el populismo entró en su fase final y las experiencias outsiders fracasaron (Bolsonaro, Macri, etc), lo que lleva a los gobiernos a profundizar un carácter bonapartista y tomar medidas cada vez más represivas para enfrentar el descontento en aumento. Y aunque en cada país existen políticas específicas, el intento de profundizar e imponer nuevas condiciones draconianas de trabajo, las reformas laborales, educativas, previsionales y tributarias son el eje común.

 

En ese sentido, los gobiernos más “exitosos”, han sido los que se pintan más de progresistas, antiimperialistas o incluso socialistas, como los de Ortega, Maduro y Díaz Canel, que a la hora de reprimir no han tenido prejuicios, logrando hacer retroceder a los trabajadores y al pueblo en lucha y consolidando sus regímenes bonapartistas, más bien dictatoriales.

 

Para avanzar en esa misma dirección, tanto populistas como “neoliberales” cuentan con el apoyo de todo el arco político burgués, las burocracias sindicales y gran parte de la izquierda centrista y/o reformista que, por acción u omisión, han tratado de encauzar la bronca por la vía institucional. ¡Ni qué hablar frente a la ofensiva “sanitaria”, donde todos han cerrado filas apoyando los confinamientos y las vacunas para todos y todas!

 

Ante esto y más allá de detenerse de momento algunos procesos, las masas continúan en ascenso y van subiendo escalones en la combatividad y organización de los que ya no pueden retroceder.

 

Los procesos más grandes se vieron en países que venían mucho más atrás, como en Colombia y Chile, y que más allá que momentáneamente fueron frenados, logaron dejar muy mal parados a sus respectivos regímenes, principalmente el de Chile, donde Piñera tuvo que convocar a la Constituyente, usándola para desviar la dinámica revolucionaria.

 

Las masas colombianas, cuando pusieron contra las cuerdas al presidente Iván Duque, llegaron a construir gérmenes del doble poder, organismos de características soviéticas, que habrá que alentar en las rebeliones que se aproximan en el resto de los países, ya que a través de estos se podrá tomar el poder y construir Estados Obreros y Socialistas. Estas herramientas proletarias son las asambleas populares y las unidades de autodefensa, que empalman con la experiencia chilena, ya que en los barrios empezaron a aparecer órganos de discusión similares.

 

Las luchas chilenas, que pusieron a este país en el centro de la lucha de clases durante varios meses de 2019, continúan a pesar de las maniobras de la burguesía. Ahora, es el movimiento obrero más concentrado el que está a la vanguardia, con huelgas en las minas de cobre, uno de los batallones proletarios fundamentales del continente. Su lucha expresa, además, la tendencia general, con la clase trabajadora al frente de las futuras revueltas.

 

En ese marco explotó la histórica rebelión popular contra el régimen capitalista estalinista en Cuba, reaccionando tanto a las condiciones de la dictadura como a las consecuencias de la política de austeridad que impuso el gobierno de Díaz Canel, desde principios de 2020. ¡Esta pelea no es cualquiera, ya que al descrédito de los viejos aparatos reformistas ahora se le suma el del PC Cubano, que es, en un sentido, la guía de todos ellos! ¡El populismo está en condiciones más que difíciles para gobernar con éxito, porque a lo que sucede en el país de Fidel y del Che se le suma la catastrófica realidad económica, que les impide e impedirá, por mucho tiempo, contar con recursos para practicar la demagogia!

 

Eso es lo que pasa en Perú, donde el nuevo gobierno “izquierdista” de Pedro Castillo tuvo que comenzar su mandato cantando loas al Capitalismo y garantizándoles a los grandes poderes que gobernará respetando sus intereses. Sin embargo, la actitud del nuevo gobierno no cambiará la tendencia general a la radicalización, más bien izquierdización, del movimiento de masas incaico, que pegó un gran salto derrotando a Keiko Fujimori y dándole el poder al “maestro” que bajó de las montañas, ganando la simpatía del campesinado y los obreros más pobres.

 

En Argentina, aunque desde diciembre de 2017 no hay luchas muy grandes, como suelen explotar en estas tierras, continúan los conflictos reivindicativos, cada vez más radicalizados, como el que están protagonizando los docentes de Salta, en la frontera con Chile y Bolivia, que se han auto convocado para reclamar aumentos salariales por encima de la pauta fijada por sus burócratas. Esta tendencia, a pasar por encima de los “cuerpos orgánicos” gremiales, se manifestó varios meses atrás con la gran lucha de los estatales neuquinos, en el norte de la Patagonia, que después de semanas de parar y cortar rutas ganaron un aumento muy por encima del que habían acordado las dirigencias traidoras de su sindicato.

 

Ahora, muy probablemente, la bronca contra las patronales y el gobierno, se canalizará a través de las elecciones, con un alto ausentismo, votos en blanco y, muy probablemente, con una derrota del oficialismo, que podría darle a la izquierda una altísima votación. ¡Hay condiciones para que eso suceda, ya que el gobierno viene de mal en peor, situación que no es tan distinta para la principal fuerza burguesa opositora, que gobernó hace muy poco y, por esa razón, no es opción entre los trabajadores y los sectores más pobres!

 

Si esto ocurre en Argentina, el resultado electoral no sólo sería un espaldarazo para las próximas luchas, sino para la construcción de una nueva dirección, política y sindical, tanto allí como en el

 

resto del continente, debido a la influencia del movimiento obrero y la izquierda de este país, que tienen una gran tradición y peso.

 

Mientras tanto, el recrudecer de las movilizaciones en Brasil contra Bolsonaro, por ahora controladas por la CUT y el PT, están empujando al movimiento obrero más grande de la región a pelear y, más que probablemente, a votar en las próximas elecciones presidenciales, contra Bolsonaro y a favor de la variante populista burguesa, encabezada por Lula, que viene siendo apoyada por buena parte de la izquierda que se dice revolucionaria. Allí, la tendencia a la radicalización se expresa, habitualmente, en la abstención y el voto en blanco, que probablemente crezcan. Más allá de esto, lo que pase en las elecciones argentinas, y a posteriori, tendrá mucha influencia en Brasil, especialmente en el activismo izquierdista.

 

En México, la “Cuarta Transformación” de AMLO tiene los mismos problemas que el resto de los populismos burgueses latinoamericanos, que es la falta de recursos para practicar la demagogia. Por eso, adhirió, después de ciertas contradicciones, a la política que denominamos “Contrarrevolución Covid”, jugándose a evitar que los trabajadores y el pueblo luchen por sus derechos. Uno de los problemas centrales que tiene que abordar es, en ese contexto, la movilización de migrantes propios y centroamericanos, que pretenden entrar a los Estados Unidos. Para eso, López Obrador, ha pactado tanto con Trump como con su reemplazante, Biden, una política de persecución y represión contra los sectores más pobres, que son los que quieren cruzar hacia el “gran país del norte”.

 

Otra cuestión que sigue siendo un grave problema para la institucionalidad capitalista es la mafia, íntimamente metida en el aparato estatal, ligada al comercio del narco, que sigue dando lugar a situaciones de violencia fenomenales. Lo cual, a su vez, empuja a sectores de la población, principalmente campesina, a armar sus propias brigadas de autodefensa, que más allá de sus límites y la política de cooptación de sus dirigentes, como sucedió con Nestora Salgado, muestran una dinámica que empalma con las tradiciones más radicalizadas de la Revolución Mexicana liderada por Pancho Villa y Emiliano Zapata, un ejemplo que es visto con simpatía por millones en todo el continente.

 

La respuesta a los planes de ajuste y represión, que van de la mano de la Contrarrevolución Covid, plantea un escenario, a corto plazo, de nuevas y más importantes rebeliones, que darán lugar al triunfo de gobiernos de carácter progresista o populista, pero sin posibilidad de llevar a la práctica esta línea. Luego de la derrota electoral de Yañez, Piñera, el PRI y el macrismo, llegó Pedro Castillo y se viene Lula. Las masas enfrentarán a estos gobiernos, que serán muy distintos de los anteriores, debido a la imposibilidad de otorgar concesiones.

 

Esto, junto con lo que sucede en Cuba, es una buena noticia para quienes militamos por la Revolución Socialista, porque nos quita competidores, que de acá en más serán vistos por los de abajo como grandes traidores. La tendencia hacia la izquierda, que se vislumbra en las elecciones, particularmente de Argentina, debe ser aprovechada por nuestra corriente, tratando de fortalecerse, pero también de empalmar con las fracciones o tendencias que cuestionen las políticas de los partidos centristas, que están atravesando una crisis, tan grande como la de los regímenes democrático burgueses y el populismo.

 

A pesar de nuestra debilidad, desde el punto de vista organizativo, nunca hubo tantas condiciones como las actuales para poner en pie partidos revolucionarios. Por eso, debemos actuar con audacia y firmeza, asumiendo que contamos con lo más importante, que es nuestra política y que, en ese marco, y en la medida en que la situación pre-revolucionaria se transforme en revolucionaria, habrá miles de activistas que verán con simpatía nuestras consignas. Muchos de los cuales hoy forman parte de organizaciones populistas o centristas. Por lo tanto, debemos tener un diálogo con este sector, que debe comenzar a trazar rayas con sus direcciones.

 

Nuestro programa debe orientarse alrededor de consigas ofensivas, que planteen la necesidad de acabar con los planes de ajuste y los gobiernos que los aplican, mediante los métodos de la clase trabajadora, la Huelga General, los piquetes de autodefensa, las asambleas de base y las herramientas democráticas de autorganización. Cada vez hay más condiciones para que estas “palabras de orden” sean tomadas por las bases, por lo tanto, para que un sector de la militancia o del activismo obrero y popular las replique, acercándose a nuestros partidos.

 

Un gran obstáculo para el triunfo de los recientes procesos de la lucha de clases en Latinoamérica y el mundo ha sido la ausencia de una vanguardia revolucionaria articulada a nivel regional e internacional, con influencia en el movimiento de masas, así como con un programa y estrategia correctos, para avanzar hacia la construcción de gobiernos obreros, campesinos y populares. Por ello, se torna una necesidad urgente impulsar diversos esfuerzos por conseguir el reagrupamiento de las organizaciones, colectivos e individuos que, como revolucionarios consecuentes, están incidiendo en los actuales procesos de lucha de clases desde una perspectiva internacionalista y con las miras puestas en la construcción de un nuevo Partido Mundial de la Revolución Socialista. Desde la CCRI/RCIT llamamos a todos aquellos que están de acuerdo en esta perspectiva a unirse para avanzar en la lucha por construir tal partido.

 

 

 

Convergencia Socialista (Sección CCRI en Argentina), https://convergenciadecombate.blogspot.com

 

Agrupación de Lucha Socialista (Sección CCRI en México), https://agrupaciondeluchasocialistablog.wordpress.com

 

Corrente Comunista Revolucionária (Sección CCRI en Brasil), http://elmundosocialista.blogspot.com

 

Sitio web internacional de la RCIT: www.thecommunists.net

 

AVANÇAM AS CONDIÇÕES PARA A REVOLUÇÃO E A CONSTRUÇÃO DO PARTIDO DOS TRABALHADORES

 

Nunca na história houve melhores condições para a revolução e a construção do partido revolucionário

 

Declaração conjunta das Seções da Argentina, México e Brasil, bem como do Secretariado Internacional de Corrente Comunista Revolucionária Internacional (CCRI/RCIT), setembro de 2021 , www.thecommunists.net

 

 

 

A impossibilidade do Capitalismo de resolver a crise econômica, financeira e política incentiva as massas de todo o mundo a resistir e confrontar, com as formas e condições que tenham, os planos de ajuste e as tentativas de um Capitalismo em crise terminal de impor novas regras de superexploração.

 

A "contra-revolução covid", como a forma em que o imperialismo e governos lacaios tentaram (e conseguiram momentaneamente) travar a ascensão das massas está chegando ao fim, com o florescer das mobilizações em todo o planeta, diretamente contra esta política, como na França contra o passaporte sanitário ou  retomando dos reclamos  por condições de vida.

 

Juntemos a isso, a derrota ianque no Afeganistão que aprofunda a crise do imperialismo e melhora as condições de luta dos povos do mundo.

 

A América Latina não foge a esta realidade e embora a “pandemia” tenha abrandado os processos de luta, com o seu desenvolvimento desigual e combinado, as massas voltam a ocupar o centro da cena, marcando a sintonia e a dinâmica da situação, que é de confrontos cada vez mais radicalizados e polarizados, revolução versus contra-revolução

 

Os regimes da região foram se enfraquecendo, onde o populismo entrou em sua fase final e as experiências de outsiders (expressão inglesa que define os de fora..) fracassaram (Bolsonaro, Macri, etc.), levando os governos a aprofundar o caráter bonapartista e a tomar medidas cada vez mais repressivas para enfrentar o crescente descontentamento. E embora existam políticas específicas em cada país, a tentativa de aprofundar e impor novas condições draconianas de trabalho, reformas trabalhistas, educacionais, previdenciárias e tributárias são o eixo comum.

 

Nesse sentido, os governos mais “exitosos” têm sido aqueles que se apresentam como progressistas, antiimperialistas ou mesmo socialistas, como os de Ortega, Maduro e Díaz Canel, que na hora de reprimir não foram preconceituosos, conseguindo fazer recuar  os trabalhadores e o povo em luta e consolidando seus regimes bonapartistas, ou  ditatoriais.

 

No sentido de caminhar nessa direção, tanto os populistas quanto os "neoliberais" contam com o apoio de todo o arco político burguês, das burocracias sindicais e de grande parte da esquerda centrista e / ou reformista que, por ação ou omissão, têm tentado canalizar a raiva através do canal institucional. Isso sem falar na ofensiva “sanitária”, onde todos cerraram as fileiras em defesa dos confinamentos e vacinas para todos!

 

Diante disso, e além de deter alguns processos por ora, as massas continuam subindo e escalando degraus na combatividade e organização de quem não pode mais recuar.

 

Os processos maiores foram vistos em países menos avançados, como Colômbia e Chile, e além disso foram momentaneamente paralisados, conseguiram muito pouco de seus respectivos regimes, principalmente o do Chile, onde Piñera teve que convocar a Assembleia Constituinte, usando-o para desviar a dinâmica revolucionária.

 

As massas colombianas, quando puseram nas cordas o Presidente Iván Duque, passaram a construir sementes de duplo poder, organismos com características soviéticas, que deverão ser estimulados nas rebeliões que se aproximam nos demais países, pois através deles será possível tomar o poder e construir Estados Operários e Socialistas. Essas ferramentas proletárias são as assembléias populares e as unidades de autodefesa, que se conectam à experiência chilena, uma vez que começaram a surgir discussões semelhantes nos bairros.

 

As lutas chilenas, que colocaram este país no centro da luta de classes durante vários meses de 2019, continuam apesar das manobras da burguesia. Agora, é o movimento operário mais concentrado que está na vanguarda, com greves nas minas de cobre, um dos principais batalhões proletários do continente. Sua luta também expressa a tendência geral, com a classe trabalhadora na vanguarda das futuras revoltas.

 

Nesse contexto, explodiu a histórica rebelião popular contra o regime capitalista estalinista em Cuba, reagindo tanto às condições da ditadura quanto às consequências da política de austeridade imposta pelo governo Díaz Canel, desde o início de 2020. Essa luta não é de pouco importância, já que o descrédito dos antigos aparatos reformistas se soma ao do Partido Comunista Cubano, que é, em certo sentido, o guia de todos eles! O populismo está em condições mais do que difíceis de governar com sucesso, porque o que está acontecendo no país de Fidel e Che é agravado pela realidade econômica catastrófica, que os impede e vai impedir, por muito tempo, de ter os recursos  necessários para praticar a demagogia!

 

É o que acontece no Peru, onde o novo governo "de esquerda" de Pedro Castillo teve que iniciar seu mandato cantando louvores ao capitalismo e garantindo às grandes potências que governará respeitando seus interesses. No entanto, a atitude do novo governo não mudará a tendência geral de radicalização, um tanto de esquerdização do movimento de massas inca, que deu um grande salto derrotando Keiko Fujimori e dando poder ao "professor" que desceu da montanha, ganhando a simpatia do campesinato e dos trabalhadores mais pobres.

 

Na Argentina, embora desde dezembro de 2017 não tenha havido lutas muito grandes, tendem a explodir nessas terras, os protestos continuam, cada vez mais radicalizados, como o que lideram os professores de Salta, na fronteira com o Chile e na Bolívia, que se auto-convocaram para exigir aumentos salariais acima da pauta elaborada por seus burocratas. Essa tendência, de passar por cima dos “corpos orgânicos” sindicais, se manifestou há vários meses com a grande luta dos setor público de Neuquén, no norte da Patagônia, que após semanas de paradas e bloqueios de estradas, ganhou um aumento muito acima do que as direções traiçoeiras de seu sindicato haviam concordado.

 

Agora, muito provavelmente, a raiva contra os patrões e o governo será canalizada através das eleições, com alto absenteísmo, votos em branco e, muito provavelmente, com a derrota do partido no poder, o que poderia dar à esquerda um voto muito alto. Há condições para que isso aconteça, já que o governo vai de mal a pior, situação que não é tão diferente para a principal força burguesa de oposição, que governou muito recentemente e, por isso, não é uma opção entre os trabalhadores e os setores mais pobres!

 

Se isto acontecer na Argentina, o resultado das eleições não seria apenas um impulso para as próximas lutas, mas também para a construção de uma nova liderança política e sindical, tanto ali como no resto do continente, devido à influência do movimento trabalhista e da esquerda neste país, que tem uma grande tradição e peso.

 

Enquanto isso, o agravamento das mobilizações no Brasil contra o Bolsonaro, por ora controlado pela CUT e pelo PT, está pressionando o maior movimento sindical da região a lutar e, muito provavelmente, a votar nas próximas eleições presidenciais, contra o Bolsonaro e a favor da variante populista burguesa, liderada por Lula, que tem sido apoiada por boa parte da esquerda que se autodenomina revolucionária. Lá, a tendência à radicalização costuma se expressar em abstenções e votos em branco, que tendem a crescer. Além disso, o que acontecer nas eleições argentinas, e depois, terá muita influência no Brasil, principalmente entre o ativismo de esquerda.

 

No México, a “Quarta Transformação” da AMLO tem os mesmos problemas que o resto dos populismos burgueses latino-americanos, que é a falta de recursos para praticar a demagogia. Por isso aderiu, depois de certas contradições, à política a que chamamos “Covid Contra-revolução”, apostando em impedir que os trabalhadores e o povo lutem pelos seus direitos. Um dos problemas centrais que deve enfrentar é, neste contexto, a mobilização de seus próprios migrantes da América Central, que pretendem entrar nos Estados Unidos. Para isso, López Obrador acertou com Trump e com seu substituto, Biden, uma política de perseguição e repressão contra os setores mais pobres, que são aqueles que querem entrar no "grande país do norte".

 

Outra questão que continua a ser um problema grave para as instituições capitalistas é a máfia, intimamente envolvida no aparato do Estado, ligada ao tráfico de drogas, que continua gerando uma enorme violência. O que, por sua vez, empurra setores da população, principalmente camponeses, a montarem suas próprias brigadas de autodefesa, que para além de seus limites e da política de cooptação de suas lideranças, como aconteceu com Nestora Salgado, apresentam uma dinâmica que se conecta com as tradições mais radicais da Revolução Mexicana liderada por Pancho Villa e Emiliano Zapata, um exemplo que é visto com simpatia por milhões em todo o continente.

 

A resposta aos planos de ajuste e repressão, que caminham lado a lado com a Contra-revolução Covid, apresenta um cenário, no curto prazo, de novas e mais importantes rebeliões, que levarão ao triunfo de governos progressistas ou populistas, mas sem possibilidades. de colocar esta linha em prática. Depois da derrota eleitoral de Yañez, Piñera, o PRI e o macrismo, chegou Pedro Castillo e vem Lula. As massas vão enfrentar esses governos, que serão muito diferentes dos anteriores, pela impossibilidade de fazer concessões.

 

Isso, junto com o que está acontecendo em Cuba, é uma boa notícia para nós que atuamos na Revolução Socialista, porque ela afasta concorrentes, que a partir de então serão vistos pelos que estão abaixo como grandes traidores. A tendência à esquerda, que se vislumbra nas eleições, particularmente na Argentina, deve ser aproveitada pela nossa corrente, tentando se fortalecer, mas também em se conectar com as frações ou tendências que questionam as políticas dos partidos de centro, que estão passando por uma crise, tão grande quanto a dos regimes democráticos burgueses e do populismo.

 

Apesar da nossa fraqueza, do ponto de vista organizacional, nunca houve tantas condições como as atuais para a construção de partidos revolucionários. Por isso, devemos agir com ousadia e firmeza, assumindo que temos o mais importante, que é a nossa política e que, neste quadro, e na medida em que a situação pré-revolucionária se torne revolucionária, haverá milhares de militantes que verão com  simpatia os nossos slogans. Muitos dos quais hoje fazem parte de organizações populistas ou centristas. Portanto, devemos ter um diálogo com este setor, que deve começar a traçar rumos com suas direções.

 

Nosso programa deve ser orientado em torno de conquistas ofensivas, que levantem a necessidade de acabar com os planos de ajuste e com os governos que os aplicam, através dos métodos da classe trabalhadora, a Greve Geral, os piquetes de autodefesa, as assembléias de base e as ferramentas democráticas de auto-organização. Há cada vez mais condições para que essas “palavras de ordem” sejam tomadas pela base, portanto, para que um setor da militância ou do ativismo operário e popular as reproduza, aproximando-se de nossos partidos.

 

Um grande obstáculo ao triunfo dos processos recentes de luta de classes na América Latina e no mundo tem sido a ausência de uma vanguarda revolucionária articulada em nível regional e internacional, com influência no movimento de massas, bem como com um programa e estratégia correto, para avançar na construção de governos operários, camponeses e populares. Portanto, torna-se uma necessidade urgente promover vários esforços para conseguir o reagrupamento de organizações, grupos e indivíduos que, como revolucionários consistentes, estão influenciando os atuais processos de luta de classes a partir de uma perspectiva internacionalista e com vistas à construção de um novo Partido Mundial da Revolução Socialista. Nós da  CCRI/RCIT fazemos um chamado a todos os que concordam com esta perspectiva a se unirem à nós para avançar na luta pela construção de tal partido.

 

 

 

Convergência Socialista (Seção CCRI/RCIT na Argentina), https://convergenciadecombate.blogspot.com

 

Agrupación de Lucha Socialista (Seção CCRI/RCIT no México), https://agrupaciondeluchasocialistablog.wordpress.com

 

Corrente Comunista Revolucionária (Seção CCRI/RCIT no Brasil), http://elmundosocialista.blogspot.com

 

Site internacional da  CCRI/RCIT : www.thecommunists.net