Marxismo y la táctica de frente único hoy

Síntesis del libro "Marxism and the United Front Tactic Today" por Michael Pröbsting de la Corriente Comunista Revolucionaria Internacional (CCRI). Mayo 2016. www.thecommunists.net

 

Resumen sobre la Naturaleza de la táctica del Frente Único.

 

El objetivo de la táctica de frente único es ayudar a los comunistas en profundizar sus relaciones e influencia entre la clase obrera y los oprimidos.  La internacional comunista resumió este objetivo en su tercer congreso mundial en 1921 con el slogan «A las masas». Con la finalidad de lograr esto, los comunistas deben de ser capaces de trabajar lo más cercanamente posible con los obreros, quienes al menos por el momento, no comparten sus opiniones. Esto es para establecer la mayor unidad posible con todos los obreros y oprimidos en nuestra lucha común contra la clase dominante y el imperialismo.

 

Al mismo tiempo, los comunistas deben usar esta experiencia colectiva de luchar lado a lado con obreros no revolucionarios y oprimidos con la finalidad de alzar su conciencia política pues -como el padre del marxismo ruso Georgi Plekhanov formuló agudamente- «el único propósito y el deber directo y sagrado de los socialistas es la promoción del crecimiento de la conciencia de clase del proletariado.» Usando las propias experiencias de los trabajadores y oprimidos, los comunistas deben ayudarlos a entender mejor la falla y la traición de sus líderes tradicionales, y convencerlos de la superioridad de un partido revolucionario.

 

Los principios de la táctica de frente único pueden ser resumidos en la metáfora militar «marchemos separados, golpeemos juntos». Esto significa que los revolucionarios unirán fuerzas con otras organizaciones no revolucionarias con tal de organizar acciones prácticas y comunes para objetivos específicos contra un enemigo específico. Sin embargo, mientras se hace, los comunistas conservan su independencia organizacional y política. En otras palabras, la organización revolucionaria divulga su propia propaganda y agitación, que puede diferir significativamente de sus respectivos puntos de vista de varias fuerzas con las que se ha aliado en un frente único. Dicha propaganda y agitación puede, bajo ciertas circunstancias, incluso lanzar advertencias críticas o denuncias de los mismos aliados, por ejemplo cuando estos últimos están traicionando el movimiento respecto a los objetivos acordados conjuntamente. En resumen, los comunistas deben usar la táctica de frente único para lograr la unidad de acción contra un enemigo común con otras fuerzas, mientras mantiene siempre su propia política e independencia organizacional. Por esta razón, los comunistas no deben emprender la elaboración de propaganda común con fuerzas no revolucionarias con las cuales están aliadas en un frente único. Las únicas publicaciones comunes donde los comunistas pueden contribuir serían las asociadas específicamente con las actividades de frente único (p. ej., boletines de comité de huelga, preparar volantes para anunciar movilizaciones, etc.), y estas deberán estar enfocadas solo en la agitación para las demandas y objetivos del frente único.

 

Al mismo tiempo, una libertad ilimitada de propaganda para los revolucionarios (así como las fuerzas participativas en el frente único) debe ser parte del acuerdo. Como implica en lo que escribimos anteriormente, esta libertad debe incluir los derechos a criticar, si es necesario, a líderes populistas y reformistas participando en la acción común.

 

El frente único debe estar basado en demandas concretas y precisas.  Los revolucionarios se oponen a las declaraciones políticas autocomplacientes o propaganda colectiva para objetivos a largo plazo.  Lo último solo servirá para oscurecer el verdadero propósito del frente único y puede crear inmediatamente la impresión errónea de que revolucionarios y no revolucionarios están en un acuerdo acerca de una agenda política común y a largo plazo.

 

En general, la primera prioridad es que los comunistas dirijan la táctica de frente único a las organizaciones de masas que tienen una base dentro de la clase obrera; pero también se acercan a grupos con raíces entre los otros estratos oprimidos y clases (ej. campesinado, los pobres rurales, las naciones oprimidas, migrantes). Usualmente estos son reformistas (social demócratas o estalinistas o fuerzas populistas pequeño burguesas (ej. organizaciones Castro-Chavistas en Latinoamérica, varias organizaciones Islamistas-populistas en Medio Oriente y Asia, nacionalistas pequeñoburgueses de naciones oprimidas, etc.) que a veces chocan con o se confrontan a fuerzas reaccionarias (p. ej., la clase dominante, poderes imperialistas, fuerzas fascistas o racistas). Naturalmente, el rol de las fuerzas pequeñoburguesas populistas en la clase obrera y las clases oprimidas es mucho más importante en el mundo semi-colonial que en los países imperialistas.

 

Bajo circunstancias excepcionales la táctica de frente único puede ser dirigida a través de fuerzas burguesas en el mundo semi-colonial- ej. Cuando esta última está luchando contra una invasión imperialista en un país semi-colonial.

 

En este contexto es importante enfatizar que la diferencia entre un frente único legítimo y un frente popular ilegitimo no es en sí la participación abierta de la burguesía o de fuerzas pequeño burguesas, pero, más bien la subordinación política del proletariado a la plataforma de la burguesía. En otras palabras, un frente popular ilegítimo como un bloque entre fuerzas pequeño burguesas y organizaciones obreras en las cuales las últimas aceptan un programa que restringe a los obreros en los límites de la propiedad privada y en la cual se protege el estado burgués.

 

La historia ha demostrado numerosas veces que el frente popular es una trampa mortal para la clase obrera y oprimida. Resulta en el reformismo oficial o defensa de los liderazgos populistas del sistema capitalista social y, por ello, solo fortalece a la burguesía y no a la clase obrera. La subordinación política del proletariado a la pequeña burguesía debilita al primero y permite a la clase dominante o incluso a las fuerzas fascistas destrozar la resistencia de la clase obrera y de los oprimidos. España en 1936, Chile en 1973 y Grecia en 2015 son solo unos pocos ejemplos de las devastadoras consecuencias de la estrategia del frente popular para el proletariado.

 

La táctica de frente único debe ser aplicada en numerosos campos y en todos los temas relacionados a la lucha de clases. Debe dirigir el trabajo de los revolucionarios con y dentro de las uniones de trabajadores, otras organizaciones de masas de la clase obrera y los oprimidos, así como a través de los partidos (incluyendo «entrismo» con dichos partidos). Es una táctica crucial en la lucha diaria por demandas económicas, democráticas, contra opresiones imperiales o nacionales, etc. Estos elementos varios dan alza a las diferentes formas de frente único (frentes unidos de trabajadores, frentes democráticos unidos o frentes anti-imperialistas). Sin embargo, todas estas formas básicamente están sujetas a los mismos principios de la táctica de frente único general.

 

La táctica de frente único, bajo circunstancias específicas, también puede extenderse al campo electoral. Los comunistas deben utilizar periodos electorales -los cuales son periodos comúnmente de alto interés político entre las masas- con la finalidad de dirigirse a aquellos obreros conscientes de clase y a los oprimidos que aún tienen ilusiones en los partidos obreros reformistas o populistas. En contraste con los reclamos de los sectarios, estos sectores de la clase obrera son mucho más grandes comúnmente que el número de obreros y oprimidos que ya han superado estas ilusiones y se han movido a una conciencia de clase más alta y más de izquierda. Cuando los revolucionarios son demasiado débiles para poner sus propios candidatos formados, deberán implementar la táctica Leninista del apoyo crítico electoral a los partidos obrero reformistas (por lo general estos son social demócratas o partidos estalinistas). Los revolucionarios pueden aplicar legítimamente el apoyo electoral crítico a los partidos populistas pequeño burgueses con una fuerte base de obreros militantes y oprimidos cuando los partidos social demócratas o estalinistas no existen para nada, ellos constituyen un fenómeno numérico insignificante, o donde ellos han sido completamente aburguesados.

 

Naturalmente, hay importantes excepciones o limitaciones a la aplicación del apoyo crítico electoral. Como exponemos en la tesis: “En situaciones, cuando un partido obrero burgués (usualmente como un partido gubernamental) actúa como un jefe parlamentario o ejecutor de serios ataques en la clase obrera–programas austeros, guerras imperialistas, racistas odiosos, ataques en los derechos democráticos, etc.– es necesario que los revolucionarios no llamen al apoyo electoral de dicho partido con la finalidad de ayudar a la vanguardia obrera a romper con él”.

 

La táctica de frente único también fue extendida por Lenin y Trotsky en la adopción de consignas sobre el gobierno a ser exigido. Donde amplios sectores de obreros conscientes de clase y militantes de estratos oprimidos aún tienen ilusiones en los «partidos de democracia pequeño burguesa» (Trotsky)– por ejemplo socialdemócratas, estalinistas, populistas pequeño burgueses– los comunistas deberán hacer un llamado a romper con la burguesía y luchar respectivamente por un «gobierno de obreros y campesinos» (en un país semi-colonial) o un gobierno obrero (en la mayoría de los países imperialistas). Es más, las consignas adoptadas deberán pedir que dichos gobiernos tomen acciones decisivas de expropiar y desarmar a la burguesía, nacionalizar los sectores económicos clave bajo control obrero, expropiar a los grandes terratenientes y dar la tierra a los campesinos pobres, etc. Dicho gobierno es un auténtico gobierno obrero aliado con los campesinos pobres y los pobres rurales si está basado en consejos y milicias populares y si implementa un programa que abra el camino a la creación de la dictadura del proletariado.

 

Finalmente, bajo ciertas circunstancias revolucionarias también habrá que aplicar la táctica de frente único al campo de la construcción de partido.  Naturalmente, el objetivo central de los comunistas es la construcción de un Partido Mundial de la Revolución Socialista con secciones nacionales en cada partido. Sin embargo, bajo la luz de la debilidad numérica de los revolucionarios, y dado el hecho que en muchos países incluso los partidos obrero burgueses no existen (y en esos países donde existen están aburguesados), los revolucionaros deben aplicar la táctica de frente único en una forma que apelen a la unión obrera y otras organizaciones de masas de la clase obrera para construir un Nuevo Partido Obrero (o Partido Laboral). Dichos partidos deberán, en un principio, involucrarse no solo con obreros revolucionarios y oprimidos sino también con muchos no revolucionarios.  De hecho, los revolucionarios constituirán, lo más probable, solo una pequeña minoría del partido una vez fundado. Sin embargo, ellos discutirán abiertamente su programa, por ejemplo, un programa revolucionario y no un programa reformista.  Pero ellos no necesariamente dejarán el nuevo partido obrero si fallan en ganar una mayoría de los miembros para su punto de vista, sino continuarán luchando por un programa revolucionario desde el interior.