Significado y perspectivas del resultado electoral en Bolivia

 

Declaración de la Agrupación de Lucha Socialista y de la Corriente Comunista Revolucionaria Internacional (CCRI/RCIT), 25 de octubre de 2020, https://agrupaciondeluchasocialistablog.wordpress.com y www.thecommunists.net

 

 

 

1. El pasado 18 de octubre se llevaron a cabo los comicios generales en Bolivia. A pesar de contar con un Tribunal Superior Electoral amañado, de haber emprendido una campaña mediática y represiva a lo largo del proceso así como haber ejecutado un sinnúmero de maniobras dilatorias y fraudulentas para influir en los comicios, el gobierno golpista fue derrotado electoralmente con una de las mayores votaciones obtenidas por un partido en la historia de Bolivia, cuyos resultados le dieron el triunfo a los candidatos del Movimiento Al Socialismo (MAS), representado por Luis Arce, quien obtuvo alrededor del 55% de las votaciones, seguido por Carlos Mesa, del partido Comunidad Ciudadana, con el 29% y Luis Fernando Camacho, líder de la oligarquía cruceña, representada por el partido Creemos, con un 14%.

 

2. Tan débil e impopular se ha vuelto el gobierno de Añez, a menos de un año de haber asumido el poder ejecutivo, que a la oligarquía ni siquiera le alcanzó para una segunda vuelta, sobre la cual ya se preparaban para mover toda la maquinaria burocrática y corrupta de la justicia electoral para imponer un fraude. Tanto la grave situación económica y social, como la corrupción e incapacidad de Añez y su gabinete para enfrentarla, son claves para entender el descalabro del “gobierno provisional” golpista, que si llegó al poder no es porque la derecha estuviera fuerte sino porque, ante la falta de un referente revolucionario que capitalizara el descontento contra el MAS y el gobierno de Evo, la derecha más reaccionaria logró montarse en las movilizaciones efectuadas el año pasado contra la reelección de Evo Morales.

 

3. La movilización de las masas ha sido la que ha derrotado al gobierno golpista, en las calles, y el resultado electoral no es más que una expresión mediatizada de ello, pues quienes están capitalizando ese triunfo son la dirigencia del MAS. Fueron las fuertes movilizaciones en las calles por parte de los distintos sectores del pueblo boliviano, con huelgas, bloqueos y confrontaciones directas con las fuerzas represivas, las que quebraron al gobierno de Añez, y las urnas simplemente reflejan distorsionadamente lo que las masas ganaron en las barricadas.

 

4. Sin embargo, la cargada masiva hacia la candidatura de Arce y Choquehuanca por parte de la mayoría de electores bolivianos no se debe a una confianza en la dirigencia del MAS, ni a que el pueblo haya perdonado las traiciones de Evo Morales, sino que los diversos sectores indígenas, obreros y populares usaron las elecciones y el voto por el MAS como herramienta para expulsar a los odiados golpistas, pero no hay ningún cheque en blanco sino que estará sometido a una gran presión popular que le puede estallar a los candidatos electos si no cumplen las expectativas depositadas en ellos por el pueblo boliviano.

 

5. En ese sentido, el resultado de las elecciones en Bolivia tiene un significado doble. Por un lado, la marea electoral es una victoria contra las fuerzas reaccionarias y su intento de convalidar el golpe por vía “constitucional”, con lo cual constituye un hilo de continuidad respecto a los levantamientos realizados por las masas en contra de la reelección de Evo, más tarde, de la resistencia contra el golpe que colocó a Añez y, finalmente, de las movilizaciones contra los intentos por postergar indefinidamente los comicios. Por otro lado, la aceptación general de los resultados electorales, implica una tregua pactada para buscar pacificar la situación, período en el cual el MAS, con medidas de ajuste contra las masas, intentará rescatar la economía boliviana del desastre en que se encuentra al tiempo que pretenderá presentarse con una cara novedosa para relegitimarse ante las masas; mientras que la derecha, aprovechará las indudables contradicciones en que se desenvolverá el gobierno de Arce para recomponerse y preparar un contraataque, si bien no en lo inmediato (por el aislamiento en que ha quedado la oligarquía), sí al mediano plazo.

 

6. Entonces, a pesar de las ilusiones de paz que pretenden difundir el MAS y las otras fuerzas políticas, las contradicciones que llevaron al recrudecimiento de la lucha de clases no se han esfumado y, al contrario, tienden a agudizarse. La distancia entre los candidatos vencedores y los de la derecha, no es tan abismal si tomamos en cuenta que el voto opositor al MAS se dispersó entre dos candidatos, que juntos podrían haber quedado a escasos puntos porcentuales de diferencia. Lo anterior quiere decir que la situación sigue polarizada, que la lucha electoral representó sólo una batalla (para nada la decisiva) del conflicto que se sigue exacerbando en Bolivia y que, a pesar de que la situación se entibió en el corto plazo por la vía electoral, al mediano plazo continuará profundizándose.

 

7. El Gobierno de Arce representa una simple renovación de figuras del MAS, sustituyendo a los personajes del círculo de colaboradores más cercanos a Evo por cuadros que -debido a que se habían mantenido en un segundo plano- no se encuentran tan quemados políticamente ante las masas como la figura de Morales, de quien incluso sectores masistas rechazan su retorno y ven más conveniente relegarlo de la escena política, con tal de lavarle la cara al nuevo gobierno, buscando distanciarse de Morales pues su figura resulta impresentable ante el pueblo y, además, le estorba a la nueva dirigencia del MAS en las alianzas y pactos que tejieron con la mayoría de las fuerzas políticas de Bolivia para que se llevara a cabo y se respetara el resultado de la contienda electoral.

 

8. El gobierno entrante resultará una versión por derecha - más débil, conciliadora e inestable- de los anteriores gobiernos evomoralistas del MAS, con mayor proclividad a pactar con la oligarquía cruceña y el imperialismo a costa de las demandas y necesidades de las masas bolivianas; debido a que tendrá una composición legislativa acotada para impulsar reformas constitucionales, enfrentará una situación de crisis económica y social así como al hecho de que su triunfo, respetado por la derecha institucional, los organismos internacionales y por EUA, refleja los pactos que ya se tenían desde antes. Eso es lo que significa sus llamados a un “pacto de reconciliación” y su apuesta por una “reconducción” a través de la cual buscará impulsar un gobierno de conciliación de clases.

 

9. Todo lo anterior, anuncia que ninguna de las medidas antipopulares efectuadas durante el gobierno de Añez será cancelada, sino que los intereses de las multinacionales, la agroindustria, el Ejército y la burocracia serán los que prevalecerán, y que todos los crímenes cometidos por los golpistas quedarán impunes, con lo que las medidas urgentes para afrontar la crisis, el castigo a los golpistas por las masacres y daños ocasionados durante el conflicto del año pasado y los intereses fundamentales del pueblo boliviano se verán relegadas de la agenda institucional, pues aunque han anunciado que gobernarán para todos, en los hechos impulsarán un gobierno de unidad con la oligarquía, pues le teman mucho más a la movilización de las masas

 

10. No resultará nada fácil a Arce gobernar, y dos son los factores fundamentales para ello: por un lado, que a diferencia del longevo gobierno de Evo, que gozó en su mayor parte de bonanza económica, el actual se verá enfrentado a una crisis económica que repercute gravemente en Bolivia y toda la región latinoamericana; por otro lado, las masas ya tienen una experiencia con la serie de gobiernos del MAS, y de su actuación llena de pactos y claudicaciones con la oligarquía y con el gobierno emanado del golpe. Debido a ello, el período presidencial en puerta será sumamente inestable, lo que puede derivar en estallidos de las masas o en nuevos intentos golpistas, si no surge una alternativa revolucionaria para capitalizar las desilusiones que traerá el gobierno entrante.

 

11. El panorama no es para nada halagüeño para el pueblo boliviano. La situación de la clase trabajadora y los sectores populares en Bolivia no va a mejorar radicalmente mientras se continúe confiando en salidas electorales y en dirigencias inconsecuentes, que en vez de llevar hasta el final la lucha contra la oligarquía y el imperialismo, buscan salidas intermedias para contener el ascenso revolucionario de las masas y pactar equilibrios que se encuadran dentro de los márgenes del capitalismo. El pueblo boliviano no debe olvidar las traiciones no solo de Evo (que huyó del país en medio del golpe), sino de la bancada masista en el Congreso –que pactó con el gobierno transicional- y, en general, de las dirigencias tanto del MAS como de la COB, y de otras organizaciones sociales, que se negaron a impulsar una defensa revolucionaria contra el golpe y en diversas ocasiones buscaron desmovilizar los procesos insurreccionales emprendidos por las masas.

 

12. Los diversos sectores del pueblo boliviano no deben permitir que lo que han conquistado en las calles, les sea truqueado en las urnas y arrebatado por una nueva gestión del MAS que, en sus 14 años al frente del poder ejecutivo, demostró la corrupción, claudicación y entreguismo del que son capaces sus dirigentes. De igual manera, 1 año bajo el mandato de Janine Añez, ha sido suficiente para saber que la reaccionaria oligarquía cruceña representa una amenaza y un retroceso mucho mayor para las condiciones de vida y derechos de la mayoría de la población. De manera inmediata, en oposición a la tregua pactada entre el MAS y los partidos reaccionarios, las fuerzas del pueblo se deben concentrar en no dar respiro a los golpistas ni dejarlos que se recuperen de la derrota que se les ha infringido, sino aprovechar el triunfo conseguido y proseguir la lucha hasta aplastar definitivamente a la oligarquía cruceña.

 

13. En cuanto al futuro gobierno de Luis Arce, no se debe depositar ninguna confianza ni permitirle que establezca su proyecto de reconducción y reconciliación, sino al contrario, hay que impulsar la movilización independiente, recogiendo las lecciones de los pasados procesos de insurgencia popular, para lograr el castigo de los altos mandos militares y funcionarios que ejecutaron el golpe y las masacres que se perpetraron contra el pueblo; la cancelación de todas las medidas privatizadoras y reformas antipopulares realizadas por el gobierno de Añez; la implementación de una Plan de emergencia nacional para rescatar la economía a través de impuestos a las grandes fortunas, la cancelación de la deuda externa y la ejecución de medidas radicales para el mejoramiento de las condiciones de trabajo, salud, educación y vivienda de la población; la expropiación de todas las empresas trasnacionales y negocios de la oligarquía cruceña así como avanzar hacia la nacionalización de los sectores estratégicos de la economía, bajo el control de los trabajadores. 

 

14. Todo lo cual, sólo es posible sustituyendo desde las bases a los anteriores dirigentes políticos, sindicales y sociales que pactaron para contener la lucha revolucionaria del pueblo boliviano y, entonces, impulsar la conformación de un gran frente único de lucha, encabezado por las centrales obreras, las organizaciones indígenas y campesinas así como la juventud y demás sectores populares, orientado a derrotar por completo a la reacción y construir una alternativa revolucionaria capaz de llevar la lucha del pueblo boliviano hasta el establecimiento de un Gobierno obrero, campesino, indígena y popular, que en verdad avance hacia la edificación del socialismo en Bolivia y en todo el continente. Es crucial la unidad de los revolucionarios para impulsar esa estrategia y programa, pues solo un partido revolucionario organizado desde la vanguardia que estuvo al frente de las pasadas insurrecciones es capaz de dirigir los procesos de movilización hacia el derrocamiento del capitalismo en Bolivia. Solo un partido construido al calor de las recientes luchas y con una perspectiva internacionalista, será capaz de vincular el proceso revolucionario del pueblo boliviano con las luchas revolucionarias de otros pueblos en Latinoamérica y a nivel global.

 

 

 

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Para consultar anteriores artículos de la RCIT sobre la situación de la lucha de clases en Bolivia, se pueden revisar los siguientes links:

 

Bolivia: entre las elecciones y la revolución: https://www.thecommunists.net/home/espa%C3%B1ol/bolivia-entre-las-elecciones-y-la-revolucion/

 

Bolivia: ¡Por la derrota del golpe de Estado derechista!: https://www.thecommunists.net/home/espa%C3%B1ol/bolivia-por-la-derrota-el-golpe-de-estado-derechista/